El motor de las ollas comunes de Villa María del Triunfo tiene nombre de mujer

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Se ha prohibido a sí misma decir “no puedo”. La mascarilla oculta sus labios, pero sus ojos siempre la delatan y, normalmente, dibujan una sonrisa, pese a que a diario tiene la vida cuesta arriba, como cuando sube las empinadas y terrosas escaleras que la conducen a la olla común Semilla de Paraíso Santa Rosa, su segundo hogar, en medio de uno de los tantos cerros de Villa María del Triunfo.

Kira Alcarraz Agüero es una madre multifacética de 46 años que parece haber adquirido el don de la ubicuidad. Parte su día con la misma velocidad que aplica al picar la cebolla, acaso el único momento en el que se da licencia para llorar. Querida y respetada en su barrio de Ticlio Chico, en la zona de Tablada de Lurín, ella siempre ve el lado lleno del vaso.

“En este lugar suelo tomarme fotos, con la playa de fondo. Azulito se pone el mar en verano. Y estos cerros se ponen bien verdes en el invierno, lindo, bien bonito, pero ojo, en junio o julio el frío te mata y la neblina no te deja ver ni a dos metros”, dice Kira en un recodo del apu urbano que mira de reojo a la orilla de San Pedro, mientras reparte saludos a diestra y siniestra. Es popular. “Todos me dicen así”, indica orgullosa señalando con el pulgar la parte superior del parabrisas de su mototaxi azul, donde se lee ‘Morena’.

A las 6:30 a.m. aparece con su moto en la olla común que fundó en abril para verificar cómo va la avena con leche del desayuno, y luego, de pronto, se le ve al volante de su bólido de tres ruedas yendo y viniendo con pasajeros por los alrededores de un mercado cercano al asentamiento humano Paraíso Santa Rosa, a donde llegó a vivir con su familia hace 25 años cuando todo era estera. “Ruteando colaboro con la economía de mi hogar”, subraya.

El tiempo pasa volando en esa zona de Villa María del Triunfo y a media mañana Kira se saca rauda los guantes negros de piloto para lavarse las manos con agua y jabón durante 20 segundos, como aprendió en la tele, antes de ponerse el delantal y empezar a cocinar. Su hijo de 25 años, su hija de 23 y su esposo, obrero de construcción civil están orgullosos de ella y han aprendido a seguir su ritmo vertiginoso y efectivo.

El menú debe estar listo máximo a las 11:45 a.m., antes de que lleguen sus vecinas con tapers vacíos que ella, su septuagenaria madre y la señora que por turno le toca colaborar en la cocina, llenarán con comida y esperanza. La solidaridad culinaria también alcanza a casos sociales derivados por la Municipalidad Distrital de Villa María del Triunfo.

Nada la detiene

“El hambre se agudizó en esta zona con el inicio de la cuarentena. Por eso organicé esta olla común. Esta olla nos ha unido como asentamiento Yo siempre les repito a mis hijos que no me digan ‘no puedo’. Sí se puede, solo hace falta voluntad ”, dice Kira, quien prefiere afrontar cada día con entusiasmo en vez de preguntarse con lamento dónde quedó el título de administración que obtuvo en un instituto de educación superior.

Ex grifera, ex cajera de un supermercado, ex administradora de un pequeño gimnasio, ex operadora de ‘call center’, profesora de baile y hoy mototaxista, a Kira nada la detiene. Incluso en junio venció al COVID – 19. No tuvo síntomas de gravedad y guardó la cuarentena respectiva. “Ya me han hecho la prueba de descarte dos veces como mínimo desde entonces y me han salido negativas. Me las seguiré haciendo las veces que sean necesarias para no exponer a las personas que vienen a recoger sus raciones y a mis familiares”, advierte con seguridad.

Limeña avispada y querendona, la ‘Morena’ recuerda que de niña salió huyendo de los arenales de Villa El Salvador con sus padres y sus 9 hermanos y hermanas debido a los atroces conciertos de bombas y balas que ofrecían de tanto en tanto los terroristas. San Juan de Miraflores la acogió hasta los 19 años y la pobreza marcó su vida. “Recién supe lo que eran unos zapatos de verdad a los 16 años”, recuerda a viva voz.

“Hago todo esto porque he vivido en carne propia desde niña las carencias económicas, y aún lo sigo haciendo, y no soporto ver las caritas de niñas y niños con hambre. Atendemos a más de 40 familias y repartimos entre 120 y 140 raciones de almuerzo. Lo que me paga todo lo que hago es que las madres y sus pequeños se vayan felices con su comida. Eso para mí es bastante”, confiesa Kira.

Ayuda del Estado

La olla común Semilla de Paraíso Santa Rosa cuenta con el reconocimiento de la Municipalidad de Villa María del Triunfo y acaba de recibir apoyo alimentario de parte del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), a través del Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma. El sector entregará de manera progresiva, por medio del concejo municipal, más de 103 toneladas de alimentos para 9597 pobladores de dicho distrito que son usuarios y usuarias de las ollas comunes.

Además de Villa María del Triunfo, en Lima Metropolitana y el Callao, a pedido de las municipalidades distritales, Qali Warma del Midis destinará hasta diciembre 3398 toneladas de alimentos para atender por medio de las ollas comunes a 105 mil usuarios y usuarias en situación de vulnerabilidad de Ancón, Carabayllo, Chaclacayo, Cieneguilla, Comas, El Agustino, Independencia, Cercado de Lima, Los Olivos, Lurigancho, Mi Perú, Pachacamac, Rímac, Santa Rosa, Surquillo, Ventanilla, Lurín, San Juan de Lurigancho y San Juan de Miraflores.



Vía Gob.pe

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